viernes, diciembre 09, 2005

La II Guerra Fría:Mahoma

“Si conoces bien al enemigo y te conoces bien a ti mismo no tienes que temer el resultado de cien batallas”

Sun Tzu, El Arte de la Guerra, Capitulo III

Entender al enemigo. El supremo acto de empatía, y el primer paso hacía la victoria. Y para entender esta guerra, es necesario retroceder catorce siglos. Hablar del Islam.

Occidente no entiende el Islam. Más en general, no entiende el hecho religioso: su dimensión totalizante, su permanente tentación totalitaria y su capacidad para movilizar y reprimir inmensas energías sociales. Sin entender la religión y sus patologías, y en particular las patologías de la religión islámica, la victoria es imposible.

La bibliografía que voy a manejar para escribir mi análisis de la religión musulmana es limitada pero exahustiva. Por supuesto he utilizado amplios fragmentos del Coran, algunos hadithes, el libro clásico de Daniel Brown “Introduction to Islam” y soy un habitual de la magnífica MEMRI. Por fetichismo profesional, antes de escribir estas líneas leí el siguiente artículo sobre “Islamic Banking” que me ha aportado también una visión de las dificultades que afrontan los académicos de la Sharia para afrontar los retos de la modernidad: “A Basic Guide to Contemporary Islamic Banking and Finance”, Mahmoud Amin El-Gamal, Rice University


En todo caso, la mejor pieza que he leído, y la fuente que me va a guiar es el Volumen V de “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano” (D&F), de Edward Gibbon, que relata el nacimiento y expasión del Islam y la descripción de la filosofía islámica que hace el Rabino Moshe Maimónides (s.XII) en el capítulo 73 de la “Guía para Perplejos”. Son pocas fuentes, todas un tanto sesgadas a favor del Islam, pero toda obra sintética tiene que confiar más en principios generales y hechos estilizados que en toneladas de erudición.

Mahoma es uno de los hombres mas influyentes de la Historia, y la valoración de su persona y de su obra se complica tan infinitamente como las consecuencias cataclísmicas de su vida.

Edward Gibbon comienza el Capitulo de “D&F” dedicado al nacimiento del Islam con una breve “Descripción de Arabia y sus habitantes” donde, aceptando la historiografía musulmana clásica, se nos presenta un panorama desolador de anarquía hobbesiana y perversidad politeísta. No cabe duda de que en esta descripción hay mucho de “Damnatio Memoriae”, ya que si este panorama de abuso y anarquía fuese real, es difícil entender como Khadijah, siendo una mujer, podía tener su propio negocio y haber sido la jefa de Mahoma antes de ser su esposa. Mas bien cabe pensar que la Arabia pre-islamica era una sociedad un tanto caótica donde los mas crueles abusos convivían con ciertas libertades tradicionales. No obstante, no cabe duda de que esa sociedad estaba basada en relaciones de fuerza efectiva y privilegio tribal, que el Islam contribuyó a suavizar, pero desgraciadamente, también a extender.

Mahoma tuvo una juventud azarosa hasta que entro al servicio de Khadijah, una viuda rica que le tomó primero como empleado y después como esposo. Durante los años de su matrimonio, esta mujer, mayor que él, fue su única esposa, y si mi intuición no me engaña, casi todo cuanto hay de bueno en el Islam le debe mucho a ella, y la larga pasión que vivió con Mahoma.

Mahoma vivió en paz y dedicado a los negocios y el estudio hasta los 40 años. Es una absurda impostura creer que no sabía leer o escribir: el Corán y la doctrina musulmana son una revisión de todas las doctrinas religiosas de su tiempo, y la profundidad filosófica del Islam denota la cultura de su fundador. Por supuesto, también denota que esa cultura fue autodidacta y dispersa.

En términos filosóficos hay que admirarse del depurado monoteísmo que representa la religión musulmana. Gibbon afirma que “un teista filosófico podría suscribir esta forma de superstición popular”. Me temo que en esta frase, el azote de los entusiastas se deja llevar del entusiasmo: dudo que un teísta filosófico pueda aceptar las exuberantes descripciones del cielo y el infierno que contiene el Corán y mucho menos su intransigencia y supremacismo. Sin embargo es verdad que el unitarismo del Islam es tan perfecto como el del judaísmo, y su vocación universal tan amplia como la del cristianismo. El monoteísmo aunque históricamente ha estado asociado a las peores formas de violencia religiosa, también representa un espectacular aumento del espacio interior del alma humana, que al tomar contacto con la idea de un Dios creador y providente, disfruta del intenso placer de encontrar en el aparente caos de la Creación, la sutil mano del Creador. Además, la mentalidad del filósofo se alinea fácilmente con la teoría de la predestinación, que Mahoma acepta, eso si, sin considerar como afecta al concepto de responsabilidad moral.

A pesar de la admiración que nos produce el hecho de que un bárbaro pudiese construir la síntesis religiosa del Islam, esa admiración no la podemos extender hacia sus habilidades literarias: no puedo juzgar el Coran en lengua original, pero al contrario que en la Biblia, la traducción devasta completamente el libro. El Coran es un texto en ocasiones inteligente y en ocasiones realmente inspirado, pero carece de toda estructura narrativa, y de toda calidad lírica. Con la típica jactancia del escritor inseguro, Mahoma nos reta: “Si dudáis de lo que hemos revelado a Nuestro siervo, traed una sura semejante y, si es verdad lo que decís, llamad a vuestros testigos en lugar de llamar a Alá , (Corán, 2,23) pero desde luego la lengua de Cervantes, la de Shakespeare, pero sobre todo la de la Biblia, permiten hacer suras no solo semejantes, sino muy superiores. Os propongo al Rey David (Salmo 8) como comparación:

“¿Qué es el hombre para que te acuerdes de el, el ser humano para darle poder? Apenas inferior a un Dios lo hiciste, lo coronaste de Gloria y Dignidad”


En general, el libro está lleno de horrible intransigencia, de leyes bárbaras y de repeticiones obsesivas que nos hacen dudar de la estabilidad mental de su autor. No obstante, quienes lo han leído en lengua árabe, alaban su estructura rítmica e incluso en una versión traducida hay que reconocer que con sus contradicciones y obsesiones, Mahoma teje una retorcida pero interesente relectura de la revelación judeo-cristiana.

A lo largo de las vicisitudes políticas y militares que dieron lugar al nacimiento del Islam, Mahoma obra con una asombrosa mezcla de pragmatismo e intransigencia: durante la época original en que el Islam era un culto minoritario y los musulmanes estaban en desventaja, predica la tolerancia y exige libertad de pensamiento: en cuanto tiene el poder en sus manos, su discurso cambia sin solución de continuidad y pone a sus enemigos ante la dicotomía de la conversión o la muerte. En definitiva, con siglos de adelanto sobre Maquiavelo y Lenin, Mahoma practica y predica la (doble) moral revolucionaria.

Tanto en las victorias como en las derrotas, la ferocidad y concentración de los musulmanes y su capacidad de movilización y compromiso les dan una ventaja decisiva. En la larga historia de los príncipes bárbaros, Mahoma ocupa por su habilidad y sentido político un lugar privilegiado. Otros bárbaros antes y después que él conquistaron el mundo a través de la unificación de un pueblo salvaje (Atila o Gengis Khan), pero Mahoma fue capaz de unir al talento político y militar una doctrina religiosa que hizo la invasión bárbara más suave, pero de efectos (desgraciadamente) más duraderos.

La vida privada de Mahoma nos ofrece el habitual panorama contradictorio y fascinante: durante 24 años fue el devoto esposo de Khadijah, pero a su muerte abandona ese decente ejemplo de monogamia y cede a todos los avatares de la lujuria y el abuso de poder. Al principio aprovecha su reciente soltería para casarse con las viudas de algunos combatientes de su Ejército, justificando la poligamia en nombre la caridad.

Pero poco a poco su vida se desliza hacia la disolución: toma concubinas entre las criadas de sus esposas, obliga a uno de sus generales (Zaid) a cederle a su mujer, abusa de algunas prisioneras al poco de asesinar a sus maridos, y en su nadir moral, se casa con Aisha cuando ella cuenta con nueve años de edad. El peor crimen de un legislador religioso es cambiar la ley para ajustarla a su conveniencia y Mahoma no duda en cambiar leyes y otorgarse privilegios especiales, erosionando para satisfacer sus pasiones, el cuerpo legal que el mismo había creado. Una y otra vez ofrece a la posteridad ejemplos infames, que esa posteridad imitaría sin remordimientos.

Cuando comparamos el estado de la Arabia pre-islámica con la que dejó Mahoma, encontramos cambios asombrosos: las antiguas supersticiones han sido sustituidas por un monoteísmo perfecto, los ritos sangrientos han sido desterrados y la anarquía social ha sido sustituida por la unidad política del Califato. No obstante el precio de esas mejoras sociales fue enorme: la diversidad religiosa ha desaparecido, y con ella la libertad de pensamiento; el Dios de Mahoma que proscribe los sacrificios humanos en el altar, los exige en mayor número en el campo de batalla, y la estructura social, tribal y jerárquica es quizá más suave, pero también está más consolidada. Las patologías políticas y sociales de un pueblo bárbaro fueron exportadas a otros pueblos mucho más avanzados, y el legado de Mahoma incluye una guerra religiosa que todavía sigue ensangrentando el mundo.

14 Comments:

At 9:03 p. m., Blogger José said...

la profundidad filosófica del Islam
¿Quée? No gano para sorpresas.

La filosofía del Islam se reduce a la unicidad de Dios, sólo hay un Dios. Te lees cualquier tratado religioso musulmán y te acaba doliendo la cabeza de tanto leer lo mismo: no hay más Dios que Dios.

Y la idea ni siquiera es original del Islam, se puede encontrar en otras religiones.

 
At 9:09 p. m., Blogger Wonka said...

Una anotación muy interesante. Sobre todo me parece esencial el comienzo, tanto las ideas de Sun Tzu como la de que los occidentales no sabemos hacernos cargo del Islam qua fenómeno religioso. Sí, señor, hay que empezar por ese reconocimiento y echar a andar a partir de ahí.

 
At 9:18 p. m., Blogger Kantor said...

No es verdad: el unitarismo islamico es perfecto, Mahoma elige la doctrina de la predestinación y a pesar del dolor de cabeza que genera la obsesion monoteista, el Coran hace una meritoria revision de la revelacion judeo-cristiana.

No voy a decir que tenga la sutileza de Maimonides o de S.Agustin, pero para su tiempo y lugar, hay que reconocerle a Mahoma unas notables habilidades intelectuales.

 
At 10:03 p. m., Blogger José said...

Kantor, de veras que no entiendo tu punto, el unitarismo islamico es perfecto
¿Qué quieres decir con eso? ¿que a ti te parece original o mejor expresado que en otras religiones? Te digo que el unitarismo Divino ya te lo encuentras por ejemplo en los Upanishads y expresado con infinitamente más profundidad filosófica y espiritual.

el Coran hace una meritoria revision de la revelacion judeo-cristiana
Sigo sin entenderte ¿que toma valores o ideas de dichas tradiciones religiosas? Sí algunos, pero pierde el más importante del Cristianismo: el Amor. Y otro que se queda por el camino: el libre albedrío y la libertad individual.

Mahoma no entendió nada del judaísmo o el cristianismo, tomó lo que le interesó para tomar el Poder, único aspecto Divino que tuvo en consideración, aunque en su sentido más pervertido.

En fin, no le veo ningún mérito filosófico a Mahoma, le reconozco genio militar y político, pero no filosófico y mucho menos espiritual.

De todos modos, sí te agradecería que pusieras algunos ejemplos que sustentan estos puntos en los que discrepamos.

 
At 11:01 p. m., Blogger Kantor said...

"que a ti te parece original o mejor expresado que en otras religiones? Te digo que el unitarismo Divino ya te lo encuentras por ejemplo en los Upanishads y expresado con infinitamente más profundidad filosófica y espiritual"

Lo cierto es que ciertos elementos del Islam me parecen teologicamente muy depurados:

1)Unitarismo (al contrario que la exhuberancia trinitaria)

2)Iconoclastia

3)Doctrina de la Predestinación

4)Desmediación religiosa

5)Rechazo del ascetismo

Desde el punto de visto de la simplicidad espiritual hay que reconocerle cierta belleza al Islam.

Por lo demas sus obsesivas leyes de pureza ritual, la repeticion ritualista de la oracion y la concepcion distante de la divinidad son sus caracteristicas espirituales mas detestables.

Y aun peor es la mezcla explosiva de supremacismo, intransigencia y la obsesion con el Paraiso y el Infierno.

 
At 5:30 a. m., Anonymous Anónimo said...

No es "exHuberancia", sino "exuberancia", sin "h". Por lo demás, promete esta serie de artículos sobre el Islam.
Un saludo.

 
At 9:00 a. m., Blogger AMDG said...

Kantor, estoy de acuerdo contigo en que con el corán introdujo algunas garantías jurídicas respecto de la situación en que se desarrolló. A las mujeres les concede la mitad de la herencia, cosa que hace sospechar que antes no recibían nada. También estoy de acuerdo con que el gran problema del Islam es su petrificación jurídica en un libro "caído del cielo", como la piedra esa.

Pero el elogio de su teología es discutible. Apuntan otros comentaristas muy oportunamente que la repetición del La ilaha illa Allah da dolor de cabeza. La primera vez que se oye lo de "No hay más Dios que Dios" la sensación es de desconciento, porque no tiene sentido. Cuando se advierte que lo que quiere es negar el politeísmo -es decir, que significa que "No hay más Dios que [el único] Dios"- se entiende, pero se da uno cuenta de que es una tautología bastante ramplona. Y no paran de repetirla, lo que es muy grave, de juzgado de guardia... Imagínate un geómetra que suelta diez veces todos los días "No hay más triángulo que el que tiene tres ángulos". La rechifla del alumnado sería más que justificada.

Compara con la teología cristiana que ha exigido desarrollos filosóficos como S. Agustín, el de Aquino, la escolástica española, y ha generado conceptos como el de los derechos naturales, el progreso en la historia. El trinitarismo es un asunto fascinante, tengo que tratarlo un día.

Pero mi mensaje principal es que le echéis una ojeada a esta página, "The Origins of Koran" del ISIS, el sitio de Ibn Warraq. El Coran es una compilación hecha más de 100 años después de Mojamé y los hadices se creaban como las bulas en tiempos de cruzada.

Respecto de lo que dices en tu comentario a las 11:01, lo relaciono con tu fascinación por el calvinismo, que me permito recomendar que reconsideres leyendo el Catoblepas.

Bueno, en todo caso. Excelente reflexión, como es costumbre en este blog.

 
At 9:05 a. m., Blogger AMDG said...

Perdon, no son "comentaristas" sino jmaría, con quien creo que he tenido más de una discusión.

 
At 9:12 a. m., Blogger AMDG said...

Perdon por los tres post seguidos, pero en efecto los cinco puntos de tu comentario 11:01 se aplican a la reforma luterana.

Otras tres coincidencias: Fanatismo, la insistencia en la FE y la obsesión por "el libro": Protestantes y mahometanos.

 
At 10:51 a. m., Anonymous Anónimo said...

Lo más interesante de esta anotación de Kantor lo encuentro precisamente en el segundo párrafo de la misma: 'Occidente no entiende el Islam. Más en general, no entiende el hecho religioso […].'

Así es también como yo veo el problema. No se puede despachar con cuatro tópicos y con conceptos absolutamente nuestros, de hombre moderno y occidental ese hecho religioso, el Islam, la última de las grandes religiones que en este planeta han surgido; que asombrosamente se expandió en unas pocas generaciones a una gran porción del mundo entonces conocido y que en estos momentos siguen centenares de millones de seres humanos.

Una religión que motiva a no pocos de sus adeptos, ahora mismo en pleno siglo XXI, hasta el extremo de ofrecer la propia vida y la de los enemigos de su Dios en el mayor número posible en cada ocasión, en decenas y decenas de creyentes; constituyendo un fenómeno religioso que ha de tener sin duda alguna explicación que por irracional que nos parezca, que se ha de entender… y temer. Son ya muchos miles de vidas sacrificadas en ese altar, el de la muerte.

Y otra única observación: La monotonía del "La ilah illa ‘llah, Mohamed rasul Allah" que prefiero entender como 'Solo Allah es Dios, y Mahoma es su profeta' (y no 'Solo Dios es Dios….' ) siendo Allah igualmente 'Dios', pero para el que recita único y distinto de los otros que usurpan su nombre, y que puede considerarse una expresión de fe sencilla y precisa, no es privativa del Islam: también en el cristianismo y el budismo existe. He rezado de niño muchísimos rosarios y la letanía (todas las letanías en general) a la Virgen con su latiguillo del 'Ora pro nobis' tenía, no sé si hoy todavía se sigue rezando así, bastante de eso que puede calificarse como narcotizante o embrutecedor. Lo mismo, supongo, podría decirse de los mantras en el hinduísmo o budismo aunque se definan como 'apoyo a la meditación'.

Ah, y esta anotación, Kantor, como todas las tuyas, interesantísima; se esté o no de acuerdo con lo que en ellas manifiestas.

 
At 11:31 a. m., Blogger Kantor said...

Gracias a todos por vuestros amables comentarios: en general mis posts son relativamente originales, pero despues de mucho leer en estos meses, casi todo lo que se describe en Decline & Fall es adecuado: asi que este post es casi una revision del capitulo 50 de D&F.

 
At 11:33 a. m., Blogger Kantor said...

"Perdon por los tres post seguidos, pero en efecto los cinco puntos de tu comentario 11:01 se aplican a la reforma luterana."

Casi: la reforma es trinitaria.Es decir el primer punto (unitarismo) no se aplica.

 
At 8:38 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cierto, pero quitaron a la Virgen una cuasi diosa y a los santos, semidioses...

En todo caso, las coincidencias son muchas.

Bela, creo que el significado auténtico es el que indiqué, si no me mintió una persona que sabe árabe.

En todo caso, os aconsejo el enlace de Warraq, sobre los orígenes del alcorán.

amdg

 
At 8:27 p. m., Anonymous Anónimo said...

¡Cuanta erudicción! ¡cuantas molestias! para entender los enlaces conceptuales entre Mahoma y el Judaismo (tiene con el cristianismo las mismas connotaciones que con aquel, dado que el cristianismo no es, en rigor académico, más que una secta del judaismo). Estoy seguro que todos estais convencidos de haber investigado con respeto y rigor los principios y motivaciones de esa doctrina, ¡pero estais en un error gravísimo!, todo lo que habeis dicho son ofensas al Islam, aunque sean de una exactitud académica incuestionable ¿porqué?, porque ni por un momento considerais el hecho esencial y reverendísimo que todo musulmán venera :"ES LA PALABRA DE DIOS".
Decir, como puede uno tener tentaciones de hacer, que cualquiera que pretenda, no hablar con Dios, sino que DIOS LE HABLA, es un más que probable caso de esquizofrenia, unido a un transtorno bipolar seguramente, es, evidentemente, una ofensa al Profeta del Islam, y se te puede caer el pelo......
Su Santidad evoca una conversación del siglo XIV, documentada, ante una asamblea de académicos y estudiosos alemanes en Alemania, y uno de los adalides de la Alianza de Civilizaciones, el Sr. Erdogan, le exige que se retracte porque es una ofensa al Islam... Para mí eso ilustra mucho más con lo que nos enfrentamos que todos los estudios sobre la vida del Profeta ese.
Dos de los líderes actuales de ese movimiento (los del siglo VII ya no cuentan) dejan el asunto muy claro con dos frases cortitas pero muy reveladoras y precisas.
1- "En el Islam no existe lo de dar al César lo que es del César, en el Islam TODO es de Dios"
2- "Vosotros -(por nosotros los occidentales)- amais la vida, nosotros -(por ellos los musulmanes)- amamos la muerte"
Con eso es con lo que nos enfrentamos, Armagedon está próximo, si crees en esas cosas de las profecías, y si nó también, porque lo que significa es una batalla en el Valle de Eggido, próximo a Jerusalén, ¿nadie ve una pauta en todo esto?.

 

Publicar un comentario

<< Home