miércoles, noviembre 09, 2005

Inmigración Selectiva: Una Aproximación Utilitarista

La mente humana tiene dificultades para aceptar la escasez. Es natural que sea así, puesto que superarla es precisamente una de sus funciones. Sin embargo la rebelión contra la escasez es la base de múltiples paralogismos y un filón siempre activo para la industria de la demagogia. Por ejemplo, por un lado se espera que el crimen sea castigado en proporción a su gravedad, pero a la vez nos horrorizamos de que ese castigo proporcional sea en si mismo cruel. En realidad el trade-off entre impunidad y humanitarismo es irresoluble, y al obrar a favor de la humanidad, erosionamos la justicia y viceversa.

El caso de las restricciones migratorias es otro ejemplo claro: no hay ningún partido político que abogue por la libertad de flujos migratorios, y sin embargo la mayor parte de ellos se escandalizan al hablar de un sistema selectivo.

En la medida en que exista cualquier restricción de flujos migratorios, no es posible la igualdad de trato; la restricción divide de inmediato a los inmigantes en dos grupos: los autorizados y los no autorizados. Es decir, la naturaleza del criterio selectivo que se utilice para filtrar a los inmigrantes no añade nada en términos de discriminación a la discriminación primaria que todo sistema de contingentes implica por definición. Y el nivel de discriminación se mide con un solo parámetro: el número de aceptados.

¿Acaso un sistema de lotería universal migratoria reduciría la discriminación de los cupos? No: en absoluto. Dado un nivel de discriminación (que es el asociado al tamaño del contingente) utilizar la lotería como criterio no hace sino distribuir la discriminación según el más estúpido de los sistemas: el azar.

Por eso, cuando los políticos se manifiestan en contra de las políticas de inmigración selectivas, y las califican de discriminatorias, no hacen sino desviar la atención. Por supuesto, uno puede pedir el fin de la contingentación migratoria y la apertura total de fronteras: pero mientras no llegue a ese extremo, todo política será discriminadora. Queda por tanto decidir en base a qué.

Supongamos para fijar ideas que una sociedad dada (en el ejercicio de su soberanía) decide aceptar un nivel dado de externalidades (I, II) negativas asociadas a la inmigración.

Estas externalidades tienen dos dimensiones: transversal e intertemporal. La dimensión transversal es el nivel de externalidad negativa asociada a cada inmigrante en un momento dado. La dimensión intertemporal se refiere a la velocidad a la que decae esa externalidad negativa.

Dado un nivel dado de externalidad admisible…¿Cómo elegimos a los inmigrantes para maximizar su bienestar? (la preocupación por nuestro propio bienestar la hemos expresado en el nivel máximo de externalidad negativa aceptada [1], y ahora vamos a procurar -dada esa restricción- maximizar el bienestar de los inmigrantes).

Es evidente que elegiremos a los inmigrantes con menos externalidades negativas, (puesto que así podemos aceptar a un numero mayor) y a aquellos con un nivel de decaimiento de la externalidad más rápido (de esa forma podemos maximizar la rotación en las plazas de “inmigrante conflictivo”, ya que dejan de serlo antes).

Por ejemplo, muchos musulmanes franceses llevan tres generaciones y no consiguen adaptarse. Si en su lugar hubiesen llegado inmigrantes Indios o Vietnamitas que se hubiesen integrado en una generación, la sociedad francesa podría haber absorbido el triple de extranjeros, sin un aumento de la conflictividad.

A este argumento solo se me ocurre una crítica: si los inmigrantes más adaptables vienen de zonas más ricas, es posible que sea mejor elegir un número menor de inmigrantes más pobres, ya que son esos los que reciben más beneficios de la inmigración.

Es un punto a tener en cuenta, pero afortunadamente todavía quedan enormes fuentes de inmigrantes simultáneamente muy pobres y no muy conflictivos. En América Central y del Sur, en Filipinas [2] la India y en el Cono Sur Africano quedan muchos millones de personas cuyas culturas son compatibles con la nuestra y que vienen de una terrible pobreza. Es a ellos a quienes se debe admitir primero.

En particular España tiene en México, Centroamérica, Ecuador y Perú (pero no tanto en Colombia: son también muy conflictivos) una fuente inagotable de mano de obra socialmente compatible y muy pobre. Desde una perspectiva utilitarista, ellos son el objetivo natural de nuestra política migratoria.

ALGUNAS POSTDATAS:

El futuro
Representación gráfica de la II Guerra Fría
Jua, Jua, Jua

[1] En este caso es más fácil e igualmente didáctico razonar sobre el problema dual.

[2] En particular ofrecer oportunidades para evitar que los filipinos acaben semi-esclavizados en Arabia Saudi es una obligación moral urgente. ¡Convirtamos sus esclavos en nuestros trabajadores!.

5 Comments:

At 6:56 p. m., Anonymous Anónimo said...

Vaya, un ingeniero social calculando las externaliadades y maximizando el beneficio social.

¡MARXISTA! ¡ROJO SUBVERSIVO!

 
At 10:26 p. m., Blogger EVF said...

Ya has visto que Sarko empieza a sugerir poner en práctica tus teorías: sugiere expulsar a todos los extrangeros detenidos en los sucesos de estos días, incluso los que tengan permiso de residencia.
El problema es que muchos de ellos, aunque a todos los efectos son inmigrantes musulmanes, son ya franceses de nacionalidad. Quizás la coacción se podría aplicar a nivel de las familias: si tu quemas coches, echamos a tu padre, que a diferencia de ti, no tiene la nacionalidad.

 
At 11:04 p. m., Blogger Kantor said...

Hace muy bien. Se echa a quien se pueda echar; al resto se le aplicara la ley con el maximo rigor.

Sarkozy hizo un argumento definitivo: se espera que los huespedes de Francia se comporten conforme a la Ley francesa.

 
At 11:23 p. m., Anonymous Anónimo said...

Estoy de acuerdo con tu teoria, Kantor, la cual por otro lado según tengo entendido ya se ha venido aplicando en USA desde hace mucho. Pero, cómo podría ponerse en práctica?
Me da la impresión que, de aplicarse, aparte de la inmigración contingentada y selectiva, continuaría llegando en igual medida la inmigración incontrolada y ésta en unas condiciones de acceso, y luego de integración, más dificultosas.

Es decir, habría más inmigración. La que se vería estimulada a emigrar por la publicidad que se daría ala existencia de las cuotas y los medios oficiales - es un suponer- de facilitar su acogida. Y al lado, la otra. La que se juega la vida en la alambradas o las pateras y que, de conseguir su objetivo y entrar en Europa, permanecerían en una situación todavía más opaca que la actual.

titus

 
At 4:27 p. m., Blogger Marta Salazar said...

Muy bueno el artículo... y no creo que sea un caso de ingeniería social... Aporta bastante a la discusión y a la problemática de la inmigración o de la migración...

 

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