sábado, mayo 14, 2005

Libertad y Materialismo (I)

Ya he hablado anteriormente del cisma central de la Modernidad: el que separó hace cinco siglos el subjetivismo cartesiano de la Ciencia Moderna. Descartes reconstruyó la filosofía desde el sujeto pensante, y así abrió el camino hacia el fascinante abismo solipsista. Mientras la filosofía occidental se escapaba hacia el idealismo, la ciencia describía con precisión minuciosa el universo físico postulando que todo cuanto existe no es sino una materia automática, irracional y omnipresente que sigue leyes eternas y donde no hay espacio para la intervención divina o la libertad humana.

La tensión entre el subjetivismo y el materialismo surge a primera vista: El sujeto no forma parte del universo físico: al fin y al cabo el “cogito” cartesiano es una constatación de la irrefutable existencia del alma como sustancia distinta del cuerpo. ¿Como se conecta el cuerpo y el alma en la cosmovisión materialista? El materialista ingenuo diría que su filosofía es monista y que no hay alma. Pero dado que el “yo cartesiano” existe indudablemente, el materialismo no puede ser un monismo: al suponer la existencia de una realidad externa al “yo consciente”, el materialismo es un dualismo: materia y consciencia son sus términos.

¿Cómo se relacionan materia y consciencia en la cosmovisión materialista? Justo al contrario de lo que indica la intuición. En principio, el concepto natural de la relación materia-consciencia es que la voluntad consciente gobierna al cuerpo. Por ejemplo, yo quiero levantar mi brazo derecho y acto seguido el brazo se mueve. Esta voluntad parece tener una existencia autónoma y previa, que puede alterar la materia (el movimiento del brazo ocurre en el universo material).

Obviamente la existencia de un alma SOBRENATURAL es contraria al materialismo. En la cosmovisión materialista la consciencia es algo asociado a la materia y DETERMINADO por ella.

Para entender porque es así, no hay que olvidar que la materia es autónoma y sigue leyes físicas universales que afectan a todos los seres. El hecho de que las leyes físicas gobiernen todo el universo implica que dan cuenta de TODO cuanto ocurre en el plano físico. No cae un cabello de la cabeza, ni muere un pájaro del campo contra las leyes de la Física.

En particular todo cuanto hacemos los seres humanos tiene una contraparte material: por ejemplo, si yo decido hacer un viaje, esta decisión consciente tiene miles de “consecuencias” físicas. Como todo cuando ocurre en el Universo físico esta DETERMINADO por las leyes de la Física, necesariamente mi decisión tiene que estar también determinada por esas leyes. La perspectiva materialista no niega que exista la voluntad humana, pero afirma que esas decisiones voluntarias son el resultado de ciertos procesos físicos (los que se dan en el cerebro). Hay voluntad, y esa voluntad es “real” pero esta determinada. En el universo materialista, las leyes de la Física determinan la voluntad y la acción humana. El determinismo fisicalista es TOTAL. No es un determinismo parcial, en el cual las decisiones son un mixto entre “herencia y entorno” o algo semejante. Es una determinación total de la realidad por la materia. Y además es importante entender que esta aproximación al universo no es en modo alguno marginal o extremista. Mi interés por el solipsismo es puramente intelectual y me lo tomo como una idea fascinante pero nada más; pero la cosmovisión materialista es la filosofía mayoritaria de la comunidad científica y casi unánime en su núcleo duro: los Físicos.

Como ya he dicho, en un universo materialista todo cuanto ocurre, todo cuanto pensamos, esta determinado por las leyes de la física. La consciencia, que NO es parte del universo físico esta sin embargo PERFECTAMENTE determinada por él. No es que haya un “fantasma tras la máquina”, sino que por el contrario la máquina genera el fantasma. Y el fantasma es el rehén indefenso de la maquina.

Es cierto que el determinismo fisicalista nació bajo el paradigma de la Física Clásica, cuando la naturaleza se entendía perfectamente predecible. Ese paradigma, donde bastaba “conocer la posición y velocidad de todas las partículas del universo en un momento dado para predecir todo el futuro del cosmos” ha sido superado con la aparición de la mecánica cuántica, porque a nivel subatómico existe una aleatoriedad irreductible . Pero me parece perfectamente peregrino pretender que en la aleatoriedad de ciertos procesos subatómicos se pueda fundamentar la existencia de la libertad humana. Principalmente porque la aleatoriedad no es libertad. El universo mecano-cuántico es tan inhumano como el de la mecánica clásica.

La cuestión técnica de que procesos materiales son los que están concretamente asociados a la consciencia es, no solo complicada, sino posiblemente inaccesible al empirismo. La consciencia no está en la realidad física, y por eso no hay forma posible de experimentar con otra consciencia que con la de uno mismo. Por ejemplo, medir el nivel de consciencia de los animales es seguramente imposible. La consciencia esta biyectivamente asociada al universo material, pero no ocurre en él. Hay dos hipótesis clásicas sobre las estructuras materiales que corresponden a la consciencia: una opina que la consciencia es un resultado directo de la complejidad de ciertos procesos físicos. Según esa hipótesis no hay ningúna estructura concreta tras la consciencia, sino que ciertas complejidades algorítmicas la producen espontáneamente. Otros creen que el origen del epifenómeno consciente si hay que buscarlo en ciertos procesos físicos especiales, posiblemente mecano-cuánticos. En última instancia, incluso nuestra percepción de que la consciencia esta ligada exclusivamente al sistema nervioso resulta arbitraria. El universo entero puede bullir de consciencia sin que nosotros lo sospechemos. (Pero suponer que está asociada a la complejidad y a la vida parece razonable).

Por supuesto para desechar las consecuencias del materialismo basta desechar el materialismo mismo. Pero quiero hacer notar que esto implica postular que existe un alma sobrenatural. O dicho de otra forma, que las leyes de la Física no son, ni pueden ser completas y que el animismo esta justificado en el reducto último del cerebro humano. Que el esquema formidable y universal de la creación, no vale para el hombre. Que este enorme Universo fue creado para este pequeño planeta. Llevamos cinco siglos, desde el juicio de Galileo, descartando el excepcionalismo humano y nada parece indicar que nos hayamos equivocado.

Mi contacto con la cosmovisión materialista fue muy temprano. Se lo debo a Asimov, a Carl Sagan y a Jhon Gribbin. Durante muchos años, al igual que Kant, tuve que aceptar una brecha absoluta entre mi cosmovisión intelectual donde no cabía la libertad ni la responsabilidad y mi visión de la sociedad humana y del orden moral, donde estas dos cuestiones eran esenciales. Finalmente encontré una solución elegante para combinar la cosmovisión materialista con el criterio ético. Un filósofo ginebrino, cuatro siglos antes, había dado una respuesta similar a un problema análogo: Juan Calvino. Sobre esa solución tratará mi próximo post.

11 Comments:

At 10:27 a. m., Anonymous Anónimo said...

Espero con impaciencia ese post sobre Calvino, que es una figura que me parece interesantísima y cuya importancia, me temo, no se acaba de reconocer, al menos en España.

Otra cosa, Kantor: más allá de quién lleva razón, Denett o Penrose. O sea, más allá de si la conciencia se puede reducir o no a algoritmos... ¿se te ha ocurrido pensar que la comezón kantiana sobre el conflicto entre un universo determinista y un orden moral que requiere del libre albedró sea en realidad un pseudoproblema? Tal como yo lo entiendo la moral seguiría siendo perfectamente posible en un mundo a lo Laplace (o compuesto de autómatas celulares, por buscar un ejemplo más moderno). Y ello porque la creencia en la moralidad entraría a formar parte de la cadena causal determinista. Y lo haría para bien.

Un saludo.

 
At 11:08 a. m., Blogger Kantor said...

No creo que sea un pseudoproblema, porque nuestra idea de moralidad esta ligada a "castigar a quien elija el mal"...y no hay elección en un universo materialista.

Pero sobre eso tratara el próximo post.

 
At 3:19 p. m., Anonymous Anónimo said...

Soy materialista "à la Denett" y sin embargo creo en el libre albedrío.

Me parece trivial pensar que al final es un mecanismo el que determina nuestras acciones. No me resuelve nada eso en el plano moral y, por lo tanto, es irrelevante respecto a la idea de libertad.

Estamos inmersos en nuestra historia, mejor dicho, muestra biografía y en dentro de ella no hay comprensión suficiente del mecanismo de nuestra consciencia como para que podamos evitar la idea de libertad.

Me gustó mucho el siguiente razonamiento que leí no sé donde:

Del mismo modo que la mano del asesino caía sobre la víctima inexorablemente por una determinación de la física, igualmente el mazo del juez caía sobre la madera confirmando la sentencia sobre el asesino.

Dodgson.

 
At 8:33 p. m., Blogger AMDG said...

Hola,

Espinosa tiene perfectamente resuelto el problema de la ética en un mundo determinista-materialista. Aplica la solución clásica del estoicismo. Más o menos lo que indica Celan. El mal queda neutralizado por la infinitud del Mundo-Dios.

El problema de la visión fisicalista (mas que materialista, no confundir)no es la imposibilidad de fundamentar la moralidad, sino que lleva al sinsentido, al absurdo de la vida humana.

Tambien espero a lo de Calvino.

 
At 10:59 p. m., Blogger Kantor said...

"El problema de la visión fisicalista (mas que materialista, no confundir)no es la imposibilidad de fundamentar la moralidad, sino que lleva al sinsentido, al absurdo de la vida humana"

Creo que la cuestión del sentido humano es un pseudo-problema. Aqui esta mi opnion al respecto. Un saludo

http://kantor-blog.blogspot.com/2005/02/wittgenstein-iii-la-atribucin-de-valor.html

 
At 7:35 p. m., Blogger AMDG said...

Pues claro, una vez que se acepta que el mundo no tiene sentido, el sistema es coherente.

Peor esto es sofistería:

"Yo soy mi mundo” Tractatus 5.63) y Dios, siendo un “otro” no puede “darme sentido”."

No sé que entiende W. por "dar sentido". Para mí, el sentido (comprensión, finis operantis) de un ser finito está siempre en un orden superior que engloba al propio ser finito: el sentido de la tierra está en el sistema solar (es incompresible sin el), el del S. Solar en la galaxia... Y el del mundo en Dios (o en nada si el mundo no tiene sentido).

Pero yo no puedo ser mi mundo, por ser un ser finito. Para empezar, estoy codeterminado por los otros seres finitos del mundo.

Sofistería.

 
At 9:06 a. m., Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

 
At 9:55 a. m., Anonymous Anónimo said...

Sólo reforzar lo dicho por "amdg" respecto a que la predestinación no toma en cuenta la infinitud del Mundo-Diós (el mutiuniverso, o como se llame mañana). Donde es compatible tanto una "fotografía" fija (y por tanto autocontenida y autoreconocible si eso tiene sentido) de toda la realidad posible, y que, sin embargo, la recorramos (y por tanto la ejecutemos/experimentemos) en nuestra finitud consciente (al menos nuestra capacidad algoritmica seguro que es finita), sólo parcialmente (y por tanto con derecho a manifestar que el libre albedrío existe, tal que existe "la decisión" de como el cabezal lee la cinta de video eternamente bifurcándose).
No deja de ser esa postura, fuertemente atropológica, la postura citada por "amdg". Es volver a poner al hombre (o cualquier cosa con procesos complejos que permitan la experimentación de su entorno en el sentido de la Escuela de Copenhague para la interpretación de los fantasmagóricos resultados de la mecánica cuántica) en el centro del Mundo. Pero, al menos, es una solución elegante, sostenida por nuestro mejor conocimiento.
De modo que el "libre albedrío" puede ser un mecanismo de proyección en el sentido matemático de la realidad externa a la conciencia en la creación de esta. Y, así, de repente trasladamos la pregunta de lugar hasta colocárla sobre en que sentido interpretar este mecanismo. Espero que su texto sobre Calvino ayude a iluminar esta última pregunta. QUe quizás sea las del tipo de las que no tienen sentido porque no tienen respuesta... pero en fin, por marear la perdiz que no quede.

Salud

 
At 11:30 p. m., Blogger EVF said...

Descubrí este blog muy recientemente, y estoy MUY impresionado por su nivel. Las consideraciones sobre las ventajas de la privatización del Estado así como los límites de ésta, descritos en posts anteriores, son extraordinarios, y los ejemplos para describirlo, diáfanos y clarividentes.
Que, encima de ser un buen economista y supongo que un buen matemático (Kantor y Aleph), y un buen físico, seas un buen filósofo, es sencillamente extraordinario.
Me considero entre social-demócrata y liberal-demócrata (lo de demócrata sirve para diluir el radicalismo de los términos); y por tanto, con la descripción que tu mismo das de ti, a priori no tendría que haber coincidido contigo. Pero el caso es que te leo y no puedo más que coincidir plenamente, y admirar tu inteligencia.

 
At 12:04 a. m., Blogger Kantor said...

Muchas gracias. Bueno, de física no se tanto. Me gustaria saber más de mecanica cuantica; es verdad que si estoy al dia de la Teoria de los Espacios de Hilbert, pero física en si, poca.

De matemáticas y economía si que se más.

Pues nada, gracias y recomendadme a vuestras amigAs.
;-)

 
At 12:27 a. m., Blogger Kantor said...

"Si la conciencia fuera una propiedad de la materia, y el universo tuviera una pequeña parte no determinista, la conciencia podría actuar sobre la materia, y viceversa"

Bueno, yo no creo que el universo sea determinista. La mecanica cuantica afirma que existe azar irreductible en el cosmos.

Lo que tu vienes a decir es que de forma no aleatoria (es decir en relacion con alguna clase de espiritu) de vez en cuando la materia deja de actuar como siempre lo hace.

Eso es animismo. Un sistema de particulas es un sistema de particulas y debe seguir siempre las mismas reglas (incluyendo el azar, a modo de variable aleatoria).

Lo contrario es lo que yo entiendo por animismo: creer en leyes especiales de la naturaleza para nosotros.

 

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