sábado, febrero 19, 2005

Wittgenstein (III): La atribución de valor

Convencionalmente todos los filósofos acaban hablando de ética, quizá por un oscuro deseo de dar utilidad práctica a su obra. Yo soy partidario del hedonismo intelectual y de una filosofía no espero sino verdad y belleza (mas belleza que verdad, por cierto).

No obstante las apreciaciones éticas de Wittgenstein son, no solo fascinantes, sino pragmáticamente valiosas, y nos permiten (a menudo contradiciéndole) deshacer ese entuerto filosófico del “sentido de la vida”, que además de un error lingüístico, es una de las causas principales del dolor humano.

Entendamos que Wittgenstein no entra en el problema de la ética como sistema de reglas de convivencia. Su perspectiva es solipsista y el entramado de la intersubjetividad, donde aparece la ética social, no aparece contemplado en su obra. (Y esa concentración en el sujeto es parte de la feroz pureza del Tractatus)

Las cuestiones éticas (¡que no morales!) que tienen sentido en el universo solipsista son exclusivamente las referidas a la atribución de valor. La ética en el solipsismo ignora “derechos y deberes” (no hay nadie más) para ir a la cuestión, infinitamente más primordial, de que tiene sentido y que no:

“Todas las proposiciones valen lo mismo”
Tractatus 6.4

“El sentido del mundo tiene que residir fuera de el. En el mundo todo es como es y sucede como sucede; en el no hay valor alguno y si lo hubiere carecería de valor (…)”
Tractatus 6.41

“Por eso tampoco puede haber proposiciones éticas. Las proposiciones no pueden expresar nada mas alto.”
Tractatus 6.42

“Esta claro que la ética no resulta expresable. La ética es trascendental
(Ética y estética son una y la misma cosa)”
Tractatus 6.421


Efectivamente: nuestra vida no “tiene sentido” y nada puede dárselo. Ni siquiera la existencia de Dios. Al fin y al cabo, si hay un Dios, es un ser radicalmente separado de mi, (mi “yo”, por definición, esta radicalmente separado de todo lo demás: de hecho mi “yo” incluye todo cuanto “no esta separado de mi”:“Yo soy mi mundo” Tractatus 5.63) y Dios, siendo un “otro” no puede “darme sentido”. Obviamente la “vida eterna” puede ser deseable pero tampoco “me puede dar sentido”:

“La muerte no es un acontecimiento de la vida. No se vive la muerte.
Si por eternidad se entiende no una duración infinita sino “intemporalidad”, entonces vive eternamente quien vive en el presente.
Nuestra vida es tan infinita como ilimitado nuestro campo visual”
Tractatus 6.4311


Asi pues nada me puede dar sentido...por definición. Y aquí es donde la confusión liguistica ha hecho estragos en la vida humana. Nada me puede dar sentido porque YO SOY QUIEN TIENE QUE DAR SENTIDO. El sujeto pensante no puede BUSCAR un sentido: el valor NO esta “ahí fuera” y de hecho las cosas no “tienen valor”…soy YO quien atribuye valor a las cosas.

La consciencia es una “máquina metafísica” que recibe la percepción como input y genera valor como output. Pretender recibir valor de la realidad es precisamente ignorar la naturaleza íntima de la consciencia y sumirse en el horror (¡figurado!) del vacío existencial.

“De la voluntad como soporte de lo ético no cabe hablar (…)”
Tractatus 6.423

Pues no. Precisamente de la voluntad como soporte de lo ético es de lo único que cabe hablar.

El valor es algo que atribuye el sujeto a la realidad y no algo que la realidad le impone al sujeto. Unamuno nos advertía que aunque nosotros creemos que la misión del Sol es darnos luz y calor, si el Sol fuese consciente, diría que la misión de los planetas es recibir su luz. Esta sencilla metáfora (digna del budismo Zen) expresa con claridad como el valor SIEMPRE depende del sujeto.

Así pues cada hombre y mujer está abocado a la tarea hercúlea de reescribir el significado del Universo, y el fracaso se paga en pura infelicidad.

Como de costumbre, los apóstoles del nihilismo postmoderno identifican subjetividad con arbitrariedad (cuando precisamente es la brutal materia y su automatismo sin sentido quien es la culminación de la arbitrariedad). La subjetividad no es arbitraria: por eso NO todas las formas de atribución de valor son equivalentes:

Algunas formas de atribución de valor crean subjetividades pequeñas y además están basadas en falacias de hecho (vg. el fanatismo político o religioso o el hedonismo puramente físico y necesariamente insatisfactorio) y otras (vg. la búsqueda de la belleza, el amor y el hedonismo subjetivista) conducen a las cúspides de la experiencia humana. No todo es “lo mismo”, pero todo es subjetivo.

En particular no puedo escapar de mi yo ni siquiera en el campo de la percepción, pero al menos la intuición de una realidad externa mitiga ahí el subjetivismo. En el campo de la atribución de valor no hay intuición de “valor externo”. Por eso cuando alguien dice
“El sentido de mi vida lo da Dios” o “El sentido de mi vida lo da El Partido”, lo que REALMENTE dice es “Doy sentido a mi vida utilizando la idea de Dios” o “Doy sentido a mi vida a través de El Partido”. El yo pensante es aun más ubicuo en ética que en ontología o epistemología.

Desde luego, aunque esto no viene mucho al caso aquí, la existencia de “otros yo-es” puede cambiar el sentido…tiene sentido amar a “otro yo”… y por eso la moral “social” o el amor no son absurdos, en la medida en que se refieren a “otras subjetividades”, pero el campo de la ética como atribución de valor no admite una realidad “subyacente” intuitiva (y buscarla es justo el error al que aquí me refiero) como en la ontología de la materia, y por eso mas allá de la subjetividad y de la inter-subjetividad, no puede haber ética, porque el valor es siempre creado por el (o los) sujeto(s).

12 Comments:

At 10:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

"En fin, es la primera vez que oígo hablar de Wittgenstein y la cosa no incita a la lectura...."

Vaya, un bromista.

No sé por qué desprecias al segundo filósofo más influyente del siglo veinte (el primero es Wittgenstein, el del "Cuaderno azul"... ¿o era al revés, el más influyente era el del "Tractatus..." y el segundo el "otro"? Qué lío)

Dodgson.

 
At 4:42 a. m., Blogger Kantor said...

Rawls y Stuart Mill son formidables filosofos sociales. O sea que no son filosofos.

Pero a la evaluacion "bajo un velo de ignorancia" y en general al problema de la agregacion de utilidad le dedicare algunos posts en su momento.

 
At 1:23 p. m., Blogger Kantor said...

Vale lo explico: El solipsismo es la doctrina filosofica que afirma que solo existe el sujeto pensante y no la realidad externa.

En su version mas fuerte va mas lejos y afirma que el unico sujeto pensante que existe soy yo.

Si solo hay un ser consciente en el universo (yo) no tiene sentido preguntarse que esta "bien" y "mal" (puesto que no puedes hacer daño o dar bienestar a nadi mas:estas solo), pero sigue teniendo sentido preguntarse que tiene sentido y que no.

Al problema desnudo del sentido antes de la moral es al que me refiero aqui.

Cuando uno introduce otros seres conscientes, entonces empieza a tener sentido hacer una moral, es decir acotar el campo de mi libertad respecto al otro: pero es el paso 2.

 
At 10:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Kantor, un consejo: acercate al existencialismo. Un buen comienzo es "El Tiempo y el Ser" de Heidegger

 
At 12:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

ignacio no pueds ser tan weon
wittgenstein es un referente de la filosofia analitica, hasta yo que no gusto del neopositivismo y que me dedico a la filofofia del arte lo ocnozco

por favor o sea, andate a leer

 
At 12:01 a. m., Anonymous Anónimo said...

ignacio no es broma, si entiendes lo que dice es por que no has leido y por que tienes cero vocabulario

 
At 9:21 a. m., Anonymous Anónimo said...

En realidad me gustó lo que escribiste. Los aforismos están bien escogidos y el texto es bastante claro, para lo que se le puede pedir. Wittgenstein puede llegar a ser revelador en este problema de la ética.

 
At 6:59 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me parece que esa concepción del solipsismo no es tan evidente en el TRactatus y, por lo tanto, considero una aseveración precipitada el decir que se refiere a la existencia de un sujeto pensante y no de la realidad externa. De hecho, dos proposiciones del Tractatus lo confirman:

5.631 El sujeto pensante, representante no existe
5.64 … llevado a sus ultimas consecuencias, el solipsismo coincide con el puro realismo.

Ahora, teniendo en cuenta las fuerte influencia que tuvo la obra de Schopenhauer en Wittgenstein, el solipsismo tiende a distinguir casi del mismo modo que “El mundo como voluntad y representación” un sujeto metafísico que no existe dentro del mundo y el espacio lógico, de un sujeto empírico el cual estaría dentro de “ese gran libro que contiene todas las proposiciones de la ciencia” como sujeto psicológico.

Según la conferencia de ética, esta corresponde a una seria de juicios de valor relativo o absoluto, pero en últimas, también expresa que es el sujeto que esta fuera de ese mundo quien toma posición al respecto. En tanto que este sujeto y el valor se encuentren fuera del mundo, la ética, la estética, la religión se convierte en inefables.

(comentarios: ichplatobindiewahrheit@hotmail.com)

 
At 11:29 p. m., Blogger gaby said...

hola soy de primer semestre de psicologia de la uaem y un maestro me dejo hacer una desripcion ontologica epistemologica de mi reflejada en un espejo, al leer los articulos de wittgenstein me confundi y omprendi un poco, quisiera que publicraas omo se ve al sujeto ontologicamente y epistemologicamente.

Y esperando pongas un ejemplo para poder realizar mi ejeriio, por ejemplo describiendote a ti apartir de estas perspectivas. ok?
sin más que deir me despido de ti, mi e-mail es gabykarpaty_ger@hotmail.com

 
At 10:27 a. m., Anonymous Anónimo said...

"De lo que no se -sabe- puede hablar es mejor callar"

Las conclusiones son apresuradas...

 
At 5:34 p. m., Anonymous Opus Prima said...

Wittgenstein ciertamente dice en el "Tractatus" que hay cosas de las que no se pueden hablar y que la ética es una de ellas pues no trata de hechos del mundo, sino de aquello que está fuera de los límites. La ética es trascendental y no se puede expresar, pero como bien dice en los "Notebooks" y en cartas al respecto del "Tractatus", hay cosas de las que no se pueden hablar, pero estas cosas si se pueden mostrar.

Repescto a Dios, creo que no has entendido la ética de Wittgenstein dice que la felicidad es análoga al hombre de buena voluntad y que la felicidad reside en cumplir la finalidad de la existencia que es o consiste en estar en sintonía con el mundo y con Dios. Algo que está opuestamente en las antípodas de lo que expresas sobre Wittgenstein.

 
At 11:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

De hecho si lees la nota con cuidado, verás que la posicion de Wittegenstein al negar la voluntad como soporte de lo ético es opuesta a la mia. Este artículo precisamente afirma que el sentido de la vida no esta dado, sino que es construido y atribuido por el sujeto.

Dicho esto, Wittgenstein era muy probablemente panteista, es decir, ateo.

Un saludo,
Kantor

 

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